Somos
Somos una casa de comidas en Santiago de Compostela; una casa de comidas, sí, ni más ni menos. Una casa de comidas gallega, de las de toda la vida, de las de siempre. De esas donde (o al menos así lo intentamos) la gente saborea, departe y disfruta como si estuviese… en casa.
Por eso, practicamos una cocina tradicional y natural; casera, sí; la de la Galicia de toda la vida, la de siempre, ni más ni menos. Porque aquí, no guardamos secretos entre los fogones, sino que los compartimos. Porque para nosotros (o al menos así lo intentamos), nuestros platos no solo conservan los sabores de los recuerdos, sino que también nos valen para, de algún modo, expresar la cultura gastronómica que nos es propia; dar cuenta (y contar) de nuestra secular tradición culinaria; relatar (e retratar) nuestro cuidadoso trato a la materia prima; e invocar (y evocar) el fruto de nuestro mar, de nuestro campo y de nuestra huerta.
Y precisamente por eso (o al menos así lo intentamos), creamos un espacio diferente, acogedor, agradable y familiar. En la atmósfera y en el trato, sí; igual que en las casas de comida gallegas de toda la vida, ni más ni menos. De esas donde convivimos los de siempre y los nuevos, los que se quedan y los que se marchan, los que vienen y los que van. Un punto de encuentro para compartir sabores, mesa y mantel, sí; pero también conversaciones, experiencias e incluso… emociones.
Cocina
Y como en cualquier casa gallega, nuestra cocina comienza antes de entrar en la cocina. Comienza, claro, en el producto: fresco y de proximidad, tradicional y de temporada. En él nos encontramos y a él nos debemos. Por eso lo tratamos como siempre se hizo en Galicia: con respeto y mimo; con sosiego y calma. Porque, como en cualquier casa gallega, nuestra cocina donde realmente comienza es el mercado.
Por eso trabajamos con productores locales con los que compartimos valores comunes: el cuidado de la materia prima, la tradición natural en el cultivo, las artes respetuosas en la pesca, el esmero en la cría ganadera. Y, por esto mismo vamos allí donde, no solo están los mejores productos, sino donde también encontramos aquellos que nos permiten trasladar al plato lo mejor de nuestra cultura gastronómica: los pescados y mariscos de las rías, las carnes premium de las explotaciones ganaderas, las verduras y hortalizas cultivadas a mano, los huevos de gallinas criadas en libertad… O dicho de otro modo: el berberecho de Noia, la patata de Coristanco, las habas de Lourenzá,…
Y como en un regreso al vientre materno (al de nuestra matriarca, la mujer de Noia de la que aprendimos; pero de algún modo, al de nuestra tierra, de la que heredamos), cocinamos. Con elaboraciones tradicionales, con sabores reconocibles, con platos que rememoran… En una carta sencilla, pero cuidada y, como se hace en casa, con los homenajes que merecemos cuando un producto estrella se presta en el mercado. Pero, tanto para una cosa como para la otra, dedicando tiempo a los adobos, calor a las guarniciones, emoción a los ingredientes principales. Y todo (y siempre), a fuego lento. Como así se hizo siempre en casa, como así se hizo siempre en Galicia.
Espacio
Somos un negocio familiar, se nos nota y no pretendemos ser otra cosa. De ahí que hayamos querido crear un espacio tan acogedor como familiar también para quien nos visita. Un lugar donde la madera de artesano, la vajilla sencilla y la sartén tradicional formen parte también de lo compartido. Un sitio donde se esté cómodo y no requiera de un protocolo especial. Una casa de comidas, en Compostela, donde realmente se coma como en casa y donde realmente se esté como en casa.
Por eso, tratamos a nuestros clientes con familiaridad, con la atención que precisan, pero la cordialidad que, entendemos, nos une. Para nosotros es una manera más de compartir un modo de entender la cocina tradicional gallega. Se nos puede ver en los fogones, en el colmado abierto y en la propia mesa. Y nosotros vemos el saludo entre unos y otros, la conversación en la barra y a sonrisa de “hasta la siguiente” en la salida. Y esto es lo que verdaderamente nos hace bajar la reja con satisfacción cada noche.
Y así procuramos dotar A Noiesa de vida propia y singular microclima. Un espacio donde nos juntamos los de aquí y los de allí, los que estamos y los que vienen, los que permanecemos y los que pasan. Contemplando a veces, con orgullo contenido, como de manera natural son los que están los que acaban explicándoles directamente a los que llegan como es y que es… esto de la cocina gallega de siempre… Así, como no podía ser de otro modo en el epicentro del casco viejo compostelano; así, como no podía ser de otro modo en la ciudad que une todos los caminos y acoge todas las procedencias.